El reloj se aburre.
juega a ver las horas balancearse
una a una
junto a la corte de segundos
y minutos.
Uno a uno
juegan,
ríen,
saltan
y casi vuelan.
Reloj cansado.
De no poder saltar con ellos.
Sólo escucha risas traqueteadas
en forma de tic-tac.
El fantasma de su sonrisa se desvanece
y entonces su alegría y su vida de trabajo y puntual esfuerzo termina al fin.
Mientras, el tiempo va presuroso
por el anfiteatro de la vida.